ANDRÉS

    Hay días en los que la tristeza se instala para quedarse a habitar lo que, pasado el tiempo, pudiese llegar a convertirse en la nada y sus olvidos. Aunque eso sería un simple espejismo porque detrás, si adquieres alta visión, descubres que hay un inmarcesible aliento. Ya lo decía mi amado poeta: «Qué frío el dibujar la línea errante del poema y sus palabras/ para combatir el tiempo,/ qué terquedad por el anuncio de toda la belleza,/qué transcurrir vacío del ser./ Si a una idea sucediera otra, y a esta un silencio,/ quizá ese tiempo quedara suspendido,/ tal vez lograra cerrar una elipse, al menos triste./ Pero ha de surgir el grito y he de reconocerlo/ para que la vida no se retire a su aposento oscuro/ donde solo habitan la nada y sus olvidos».

Leer más

DE LA ESCRITURA

De la escritura

Cuando el poeta y narrador José Manuel Caballero Bonald fue investido doctor honoris causa por la Universidad Nacional de Educación a Distancia en Madrid, en su discurso afirmó que el escritor debe ser un vigilante del poder, de cualquier poder, y ha de colaborar en la regeneración moral y cultural de la sociedad. Añadía que siempre ha pensado que la literatura es el trabajo que mejor le justifica y, en cierto modo, el que le parece un más perseverante ejercicio de la libertad. Poner el dedo en la llaga supone una dignificación moral y guardar silencio una perfidia.

PROYECTO DE VIDA

Proyecto de vida

El ser humano se curte a base de pasiones. En las esquinas de las emociones palpitan acechantes. Son ellas las que mantienen las constantes vitales de esa parte de energía inconmensurable que nos domina y que a su antojo nos coloca en los vórtices feroces o amables de la vida. Ayudan a calibrar el estado actual de la inteligencia emocional del individuo. Nada mejor que atreverse a viajar a la absoluta ausencia de moral, a la suprema fuerza del magma, para llegar a conocerse realmente y aceptarse. Impulsos irresistibles que irremediablemente nos acercan a los temidos cantos de sirena; a esos que nos deberían atar más fuerte al mástil pero que, al contrario, su belleza deslumbrante hace que se tambalee el ansiado equilibrio invitándonos a dejarse llevar. No hablo de la tentación al enriquecimiento o al poder; de esas ya todos los días recibimos noticias. Hablo de la perturbación o sentimiento desordenado del ánimo. Ese que produce tristeza, depresión, abatimiento y desconsuelo.

Leer más